Los autores del notable shooter para PC Hard Reset, volvieron a la carga con un «remake» (bueno, más que un «remake» se trata de una «reimaginación») de Shadow Warrior, una de las creaciones noventeras menos celebradas de 3D Realms. Vimos su resultado en PC en septiembre del año pasado, y ahora gracias a Devolver Digital se estrena en las consolas next gen para PS4 y Xbox One este auténtico festival de sangre no exento de ciertos toques humorísticos.
Los años noventa nos dejaron shooters tan gloriosos como Doom o Duke Nukem. y al calor de esos clásicos surgió pocos años después Shadow Warrior, otro furioso juego de acción también firmado por 3D Realms que no tuvo la repercusión de otros clásicos del género, aunque sí gozo de la aceptación de los fans, que por aquella época abrazábamos con fruición toda propuesta en primera persona y con sangre de por medio, por disparatada que pudiera parecer. Y Shadow Warrior cumplía todos estos requisitos con creces en 1997.
Pues buscando recuperar ese disparatado espíritu del original, el estudio polaco Flying Wild Hog ha «reimaginado» Shadow Warrior y tras lanzarlo el año pasado para PC, nos llega ahora la versión para PS4 y Xbox One un año más tarde, en colaboración con Devolver Digital (sí, los que nos trajeron el ultraviolento y pixelado Hotline Miami). Y decimos que lo han «reimaginado» porque esto no es un «remake» al uso, aunque se mantengan ciertos mimbres jugables empezando por su protagonista, el carismático Lo Wang.
Lo Wang es un sicario con una sencilla misión: recuperar para su jefe una mítica espada llamada Nobitsura Kage. Para ello, llega a una imponente finca en su cochazo tarareando You´ve the Touch (no se puede molar más) con dos millones de dólares para completar la transacción y su inseparable katana, un arma noble para tiempos más nobles que, en principio, no estaba en nuestros planes usar… Hasta que las cosas se tuercen y hordas de criaturas se lanzan contra nosotros sin mediar palabra. Será el momento de desenvainar nuestro filo y comentar un vertiginoso periplo por 17 «pasilleros» niveles tan repletos de acción que apenas nos concederán un segundo de respiro entre espadazos y tiros.
Acción salvaje en plan a lo «vieja escuela»
Pero la historia de Shadow Warrior es lo de menos. Salvando los momentos de humor protagonizados por Lo Wang (que es el puto amo, no en vano Wang en chino significa «rey») y el espectro que nos acompaña, y las referencias y «huevos de pascua» tanto al original como a otros juegos de la casa como Serious Sam III o Hard Reset que encontraremos durante el desarrollo, lo demás no tiene importancia. Sólo hordas y hordas de variopintos enemigos lanzándose contra nosotros como pollo sin cabeza. Y nuestras ganas de tirotearlos, o mejor aún de hacerlos pedazos literalmente con nuestro acero.
Y es que, aunque en Shadow Warrior empuñes muchas armas. la katana se convertirá en tu arma favorita desde el minuto 1. Pistolas, escopetas, lanzacohetes, ballestas, ametralladoras y demás pasarán por nuestro inventario. Pero nada resulta tan placentero y desestresante como hacer filetes (Chop-Chop) a nuestros enemigos en las distancias cortas (que es donde un hombre se la juega). Además, acumulando karma y cristales de ki podremos mejorar los atributos de Lo Wang y acceder a nuevas habilidades y magias, todas ellas buscando dar más lustre y variedad a este festival «gore» que es Shadow Warrior. Un festival que resulta accesible y divertido si buscas acción directa y sin muchas complicaciones. O sea, disparar primero y preguntar después (o ni siquiera preguntar). Aquí no hay lugar para el sigilo (tan de moda últimamente), ni perder tiempo trazando estrategias. No busques demasiada profundidad o ciencia en Shadow Warrior ni le pidas otra cosa que no sea realmente la acción de la fuerza brutal, es un juego creado para hacer honores en plan a la «vieja escuela» de matar y salpicar sangre, tal como los juegos de antaño.
Vaga ambientacion oriental al servicio del «show»
Y hablando de decepciones, la parcela técnica seguramente sea apartado que más flojea de Shadow Warrior. En términos artísticos es una buena empanada de temas orientales, cuya iconografía más conocida usa a su antojo para ilustrar escenarios y el diseño de la mayoría de enemigos, jefes finales incluidos. En general, los enemigos se mueven de forma torpe y desordenada y los escenarios muestra un parco nivel de detalle. Pero insistimos, cuando estéis concentrados repartiendo espadazos a diestro y siniestro no tendréis mucho tiempo de deteneros a apreciar lo simplones que suelen ser los entornos.
Lo que no podemos salvar de Shadow Warrior es su apartado sonoro. A pesar de la contundencia de sus efectos y de ciertos guiños, lo cierto es que la banda sonora es muy olvidable, cuando no la hay porque no la hay y cuando la hay porque estamos deseando que no la haya (por machacona y repetitiva). Y las voces (en inglés) tampoco son nada del otro jueves, aunque esta versión en consola sí trae subtítulos en castellano «de serie» (a PC llegaron después de su lanzamiento vía actualización).
Pero aunque la parcela sonora sea mejorable y técnicamente esté por debajo de lo que pueden ofrecer las consolas de nueva generación, Shadow Warrior divierte desde su prólogo y en las 10 horas que dura (con sus 4 niveles de dificultad y un modo Supervivencia por si os quedáis con ganas de «repartir» más). Es una diversión simplona, basada en el principio básico de «avanzar y matar», totalmente «old school» y que apela a nuestros más básicos instintos. Pero, como dicen en el anuncio de Nespresso, what else?