En el análisis de Star Wars Battlefront para PS4, Xbox One y PC tratamos de descubrir si el FPS de DICE y Electronic Arts es el mejor juego de Star Wars de la Historia, o la falta de contenido (y de campaña para un sólo jugador) pesan demasiado en su contra. Bienvenidos, de nuevo, a una galaxia muy, muy lejana.
El anuncio de Star Wars Battlefront, en el E3 de 2014, ya nos dejó muy claro que DICE había hecho un tributo a la saga. Una obra de amor inmenso a la trilogía original de George Lucas, que se nota desde el momento en que cargamos el juego. Basta con ver discutir a los androides R2D2 y C3PO en la pantalla de inicio, o navegar por sus menús con piezas escogidas de la banda sonora, para descubrir que Battlefront es puro Star Wars. ¡Hasta las cortinas de las películas aparecen entre pantallas! Y cuando comenzamos a jugar… casi no podemos creérnoslo.
En su modo entrenamiento, hay una prueba dedicada a las clásicas motos speeder 74-Z y son de lo más espectacular que vas a ver en el juego. Una persecución a los rebeldes donde más importante que darles caza es esquivar la frondosa vegetación de Endor a velocidades imposibles. A diferencia de los otros tipos de entrenamiento, donde aprenderemos a manejar vehículos para el multijugador, el protagonismo de estas motos es escaso, limitándose a aparecer en un único mapa, en los modos Asalto AT-AT y Supremacía. No resultan muy útiles, pues no se trata de una persecución, lo que nos hace preguntarnos por qué creó DICE este entrenamiento con motos speeders que se antoja más característico de un espectacular modo campaña que de otra cosa.
Ya se avisó: Battlefront no tendrá campaña, pero hay aquí un potencial tremendo para haberla hecho y aprovechar elementos (como las motos o los combates de naves) que hubieran casado mucho mejor que en la experiencia multijugador. Muchas de estas llamadas Misiones, con esencia arcade, llena de vidas extra, corazones y reintentos, parecen en ocasiones haberse sacado directamente de una experiencia para un jugador con mayor empaque.
Puro espectáculo Star Wars
Estos dos pilares son los que van a sostener el juego durante muchas de las horas que pases con él; y cuanto más aficionado seas a la saga de Lucas, más durará el tirón inicial. Sin embargo, por muy espectacular que sea la pirotecnia, un videojuego se sustenta, al fin y al cabo, por la capacidad que tenga de divertir y enganchar, y no sólo de sorprender, porque si a algo se acostumbra rápido el jugador es a los gráficos.
Hay ideas en Battlefront muy bien ejecutadas, a las que siempre acompaña una sensación general de escasez. No se trata únicamente de números, porque Battlefield 4 se lanzó con dos mapas menos que Battlefront y sin embargo se antojaba más variado que este. ¿Por qué? Por la forma en que tiene la nueva obra de DICE en dividir sus escenarios. Oficialmente hay 12 mapas, pero nosotros contamos 13 más los extras en forma de modos en solitario y cooperativo. La diferencia es que mientras que en un Battlefield 4, por ejemplo, sus diez mapas se adaptaban a todos los modos (en especial a Conquista y Asalto), aquí tenemos 9 pequeños y 4 grandes, dividiéndose el número acorde a cada modo de juego. Si nos centramos en la experiencia «marca de la casa» que ha preparado DICE con Asalto AT-AT, a la que podemos incluir las buenas sensaciones también de Supremacía, la rotación se restringe a los cuatro mapas grandes. Y ese es un número muy escaso.
Pocas veces habrás visto una representación tan fiel a la trilogía original como la que presenta Battlefront
Al principio querrás probarlo todo, pero en un multijugador llega el momento en el que te especializas en los modos que más disfrutas, y es una verdadera lástima que estos (además de ser los principales) se hagan tan repetitivos debido a la escasez de contenido: Bosque de la Luna de Endor, Puesto de Avanzada Beta, Complejo Central Sorosuub, Eriales de Jundland.
Expandiendo la Galaxia
Ante este contenido disgregado, la mejor forma de aproximarse a Battlefront es probando todos los modos y experiencias de juego. El apartado de Misiones no sólo esconde un Entrenamiento, sino que a través de sus modos Batallas y Supervivencia, con experiencias para un jugador o cooperativa, nos podremos asegurar incluso de que el día de mañana el juego siga teniendo una vida útil aunque caigan los servidores.
Batallas es un modo parecido al Baja Confirmada de un Call of Duty, donde tendremos que recoger las fichas de los enemigos hasta lograr 100 puntos. Es posible jugar con la inteligencia artificial en varias dificultades o contra un amigo tanto con tropas de infantería como con héroes. Supervivencia es el modo Horda tradicional, con varias oleadas a cada cual más desafiante y que de nuevo posee diferentes modos de dificultad que ojalá Entrenamiento tuviera también, porque disfrutar de la fase de las motos speeder en varios recorridos a cada cual más difícil habría sido un genial añadido.
La Fuerza es poderosa jugando juntos
Supremacía recuerda algo a ese Asalto de Battlefield, al igual que Asalto AT-AT a su modo Conquista. El primero es un tira y afloja, un «avanza y retrocede» donde tendremos que hacer uso de todas las herramientas a nuestra disposición. Algo tan intrascendente como saber dónde colocar una torreta o cómo aprovechar las defensas del escenario son clave para la victoria Rebelde, mientras que el Imperio es un festival de diversión con los AT-ST.
Asalto AT-AT lleva más allá esta idea con un avance imparable de las fuerzas imperiales, siendo el objetivo rebelde conectar las puntos de enlace para llamar a bombarderos Ala-Y y acabar con ellos antes de que lleguen a su destino. Ante el feedback recibido durante la beta, donde los imperiales tenían una clara dominancia, se han creado nuevas alternativas de atacar a los AT-AT, con momentos donde el escudo de estos es derribado y podemos apuntar a su parte inferior utilizando cualquier tipo de bláster, logrando unas partidas algo más niveladas, pero sin llegar a perder esa sensación de que el Imperio es una máquina arrolladora. Puedes aprovechar las naves espaciales para intentar equilibrar la balanza, pero lo cierto es que la velocidad de estas es tan alta que es difícil maniobrar y ser eficaz desde el aire.
Se echan en falta más mapas para sacar el máximo rendimiento a este Battlefront
Es más que probable que estos sean tus modos a elegir, y por ello es una lástima que Supremacía y Asalto AT-AT cuenten sólo con cuatro mapas de lanzamiento que inevitablemente se hacen repetitivos por muy espectaculares que sean. El ir avanzando con el sistema de cartas, desbloqueos de armas y la posibilidad de elegir a héroes los hace más interesantes. Los héroes son tan fuertes que la única forma de hacerles frente es sacrificarte a costa de quitarle una porción de vida, mientras ellos van subiendo su número de eliminaciones a velocidades absurdas. Tanto es así, que si eres muy purista del ratio de muertes/bajas podrás apreciar cómo la aleatoriedad y la suerte de encontrar la ficha del héroe hará que un jugador que haya matado menos se ponga por encima de ti en las clasificaciones finales.
Algo mejor funciona el sistema de progresión mediante cartas. Los primeros desbloqueos hacen que las batallas sean una constante lluvia de granadas y, ciertamente, es la estrategia más efectiva hasta la fecha, pero poco a poco se van viendo clases a larga distancia por medio de fusiles de precisión y disparos guiados. Otros prefieren llegar antes a la acción con el genial jetpack, mientras que otro tipo de carta te permitirá aguantar mejor las explosiones, recuperar vida antes, no ser detectado, etc.
No hay duda de que se necesitan más posibilidades con las cartas para potenciar los estilos de juego. Mejores herramientas que te permitan consolidar tu estrategia y ser más mortal contra los temidos héroes, por ejemplo, o moverte más rápido aún por el escenario. De hecho, el sistema de reaparición es bastante arcaico, ya que sólo te permite comenzar en una posición retrasada o en la de un compañero, y en los mapas más pequeños puedes llegar a hacerlo en condiciones muy poco favorables, con un enemigo a tu espalda sin posibilidad de defenderte.
Quizá no todas las cartas sean las más originales, y ante la escasez de armas que presenta Battlefront muchas de las que aparecen, como el Cañón de Pulsos o la Ballesta Wookie habrían podido añadir más variedad a este elenco, mientras que como habilidad son menos útiles al tener un tiempo de espera determinado. Esto hace que las armas principales se antojen demasiado parecidas. Sí, hay una especie de escopeta y sí, hay una especie de rifle de francotirador, pero todas se comportan de forma demasiado similar, donde la cadencia de fuego y el daño son las variables más importantes, consiguiendo como resultado que el Bláster Imperial sea el favorito instantáneo de la comunidad. De hecho, muchas armas no tienen ningún sentido una vez desbloqueado el modelo siguiente, con estadísticas superiores, haciendo que el número sea aún más escaso.
Pero más allá de números, no es lo mismo disparar una ametralladora de la época actual que un arma láser. La velocidad de estas últimas no es instantánea, lo que produce un feedback extraño al jugador, sin tanta sensación de impacto como las armas tradicionales. El hecho de no poder añadir ningún tipo de mirilla o accesorio limita también sus posibilidades, lo que nos hace intuir que tener la licencia de Star Wars de tu lado es un arma de doble filo. Una que te permite recrearte como nunca, pero otra que te constriñe y te limita a no salirse del canon en ningún momento, mermando la inventiva de DICE e incluso teniendo que reducir elementos ya consagrados en el género del shooter multijugador.
Uno de los puntos donde más brilla Battlefront con el combate es en la posibilidad de alternar a la vista en tercera persona. En cualquier juego habría sido una mera curiosidad, pero el estilo de los bláster casa perfectamente con los dos tipos de cámaras, haciendo que puedas conseguir los mismos resultados tanto en primera como en tercera persona. Las dos tienen sus ventajas. Para nosotros, zonas con mucha cobertura como Endor o partes interiores se adaptan mejor a la vista subjetiva, pero no hay que menospreciar el amplio grado de visión que presenta la vista en tercera y que te permite tener un mejor control de la situación en los espacios más grandes, lo que aporta mucha variedad.
La personalización, además, es bastante variada y se consigue con la misma moneda con la que desbloqueas habilidades y armas principales. Quizá se echa en falta algo más en la parte imperial, que han tenido que hacer uso de personajes sin casco que no termina de «casar» tanto con el estilo del Imperio, pudiendo haber hecho uso de más trajes sacados de las películas, pero es un extra que se agredece sobre todo al incorporar distintas razas, por ejemplo, para la Alianza Rebelde.
Una Nueva Esperanza